¿Cómo saber quién es un falso maestro? I
- publicado por Fernando Montt
- Categorías Artículo
- Fecha septiembre 16, 2021
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Vivimos en los tiempos de la imitación. Se imitan aparatos, comidas, animales, humanos y hasta el evangelio y sus predicadores. Tal imitación es tan parecida que llega a confundir y desviar a los interesados en lo verdadero.
Por esto, muchos aún no saben que tienen en sus manos algo falso y quizás nunca se lo preguntarán, pues sus ojos están deslumbrados por algo parecido.
La gravedad del asunto. Poner “palabras en la boca de alguien” es una expresión que se refiera al acto de afirmar que una persona dijo algo cuando nunca fue así. En otras palabras, es exagerar, mentir, quitar o disminuir alguna afirmación en nombre de otro. A nadie le gusta eso.
No nos gusta que nos pongan palabras en la boca, pedimos respeto y aclaración porque no queremos ser acusados por algo falso. Mucho más terrible es cuando este acto se hace pero en nombre de Dios. Diciendo que Él dijo, cuando no fue así. Sin duda Dios no tomará por inocente a quien haga semejante acto.
Hay que distinguir a los falsos. Cuando una verdad bíblica se tuerce, distorsiona, es cambiada o se le añade, no solo pervierte a una persona y las siguientes generaciones, sino que las destina a vivir para un dios falso. Pues ninguna mentira procede de Dios y menos guía hacía Él. Lo que sí hace es destinarles a una vida lejos de la voluntad real de Dios y una eterna separación. aquí radica el gran problema de la enseñanza de los falsos, daña en el presente y condena en el futuro.
Es por esto que los escritores bíblicos vieron la necesidad de hacer un llamado al pueblo de Dios para detectar, señalar y ubicar en su lugar a aquellos que encubierta o públicamente tuercen el mensaje del evangelio y pervierten a todo aquel que no está atento a las maquinaciones del enemigo. Podríamos pensar que estos que son engañados son solo los incautos y nuevos creyente, pero nos sorprenderíamos al ver la astucia tan grande de los falsos profetas y maestros que perfeccionan sus artimañas y engañan hasta los más sensatos, muchas veces.
Desde el antiguo testamento se hace alusión a los falsos profetas que se levantaban en nombre de Dios, pero Dios no les había hablado. Así mismo en el nuevo testamento se levantaban falsos maestros que tomaban las Escrituras y las enseñaban, pero el mensaje final era desviado y mal intencionado.
El pueblo de Israel tuvo una debilidad con los falsos profetas y un desagrado hacía los verdaderos. El mismo Señor Jesucristo lo afirmó en Mateo 23:37: “Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados”.
Por eso Moises se ve en la necesidad de aclarar cómo distinguir al uno del otro.
Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma.
“En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis.Tal profeta o soñador de sueños ha de ser muerto, por cuanto aconsejó rebelión contra Jehová vuestro Dios que te sacó de tierra de Egipto y te rescató de casa de servidumbre, y trató de apartarte del camino por el cual Jehová tu Dios te mandó que anduvieses; y así quitarás el mal de en medio de ti”. (Deuteronomio 13:1-5)
El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá.Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado? si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él. (Deuteronomio 18:20-22)
Estos señalamientos de Moisés servirían para advertir al pueblo y también a los falsos. Marcarían una pauta y ayudaría en el discernimiento de los creyentes verdaderos, no puede tomarse a la ligera la osadía de los profetas fraudulentos, pues la muerte era su destino. Aunque nos sobrarían ejemplos para ver como eran expuestos los falsos mensajeros de Dios, como el caso de Elias y los profetas de Baal, podemos notar que hubo la necesidad de poner en su lugar a los falso en el Antiguo Testamento.
El Nuevo Testamento está repleto del llamado de Dios para abrir los ojos ante esta realidad. El mismo Señor Jesucristo lo hizo: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” Mateo 7:15-16. También dijo que vendrían falsos Cristo y falso profetas… engañarán, si fuere posible aun a los escogidos” (Mateo 24:23-27). Este mismo llamado lo hace los apóstoles en sus pistolas.
Como lo dijo Joel James, en su libro “Identificando a los falsos maestros”: “El Nuevo Testamento nos advierte que vendrán falsos maestros – multitud de engañadores de suave hablar, vestimenta aguda y enseñanza errónea. Ellos enseñarán, para ganancia personal, cosas que no deberían, destruyendo familias (Tito 1:11), cautivando mujeres (2 Timoteo 3:6), amparando doctrinas que tienen sus fuentes en los demonios (1 Timoteo 4:1) y ensanchando el ya amplio camino que lleva a la destrucción (Mateo 7:13)”.
Los apóstoles ven que es urgente llamar las cosas por su nombre, ya que muchos en el pueblo de Dios sufren del temor de juzgar con justo juicio, tienen temor de ser señalados como extremistas, fundamentalistas en tono negativo, sin balance, etc. Así se ha vendido la verdad por las monedas de la aceptación y la falsa inclusión.
“Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina”. 2 Pedro 2:1
“Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores, mayormente los de la circuncisión, a los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene”. Tito 1:10-11
“Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.
Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo”. Judas 3-4
Podemos notar, entonces, que esta practica es muy vieja, ya que no hay nada nuevo debajo del sol. Lo que sí hay que destacar es que hoy con los medios de comunicación que tenemos hay un alcance mayor y una propagación en mayor escala.
Así como los apóstoles, si queremos cuidar la grey del Señor, debemos distinguir lo falso de lo verdadero y señalar a los mercaderes de la fe.
A los falsos les gusta estar en medio de lo verdadero. El apóstol Pedro hace un llamado al pueblo de Dios a mirar dentro de la congregación y buscar ahí a los que son falsos. “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros…” 2 Ped. 2:1. Para no perdernos en la búsqueda incansable de los falso maestro por todo lugar, el apóstol nos señala a los de adentro, pues no dice que los encontraríamos entre los griegos, los gentiles en general o en alguna secta de los fariseos. Claro que entre ellos había falsos maestros, pero de una u otra forma podrían ser mas fáciles de detectar porque estos no usaban camuflaje, pero los de adentro serían tan “idénticos” que su daño seria más profundo.
La pregunta que nos queda es cómo saber quién es un falso maestro o profeta? Lo sabemos viendo, entre otros, estos puntos:
1. Cuál la autoridad de su mensaje. Los falsos maestros están tan atestados de sus propios criterios que llegan al punto de convertirlos en la máxima autoridad. Después de considerarse a sí mimos tan capaces y hábiles siguen la misma linea peligrosa que condenó a Sátanas, el orgullo. Como no pueden desligarse por completo de los terminaos Bíblicos, solo los usan para implantar sus propias enseñanzas. Cuando se les interrogan acerca de la razón de su mensaje, entonces contestan que no hay que ser tan rígidos con cada punto y coma de la biblia, que no hay que ser fanáticos ni religiosos y que la gente necesita algo actual, compasivo o más amoroso. Sin duda, el falso maestro en su presunción admite, implícitamente, que se cree más amoroso que Dios y que le puede ayudar al hombre en lo que realmente necesita.
La autoridad del mensaje es importante, porque entenderemos de dónde procede el mismo. Un predicador o maestro es un vocero de Dios y su trabajo no es crear el mensaje, sino ser el mensajero. Las ideas novedosas, los sueños impactantes y las experiencias personales por más conmovedoras que sean o significativas para alguien no tienen ningún mérito para llegar a convertirse en el reemplazo de la Palabra de Dios. A los falsos maestros les encantan usar experiencias personales, ya que con eso intentan acallar las voces de cuestionamientos, pues ¿quién podría decirle que no pasó tal cosa de lo que se jactan, si fue una experiencia personal? Por eso, Dios no nos ha dejado nuestra vida cristiana basada en una interpretación privada.
“Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. 2 Pedro 2:20-21
Es importante notar que el contexto inmediato de 2 Pedro 2:20-21 hace referencia a la experiencia personal de Pedro cuando vio al Señor Jesucristo en el monte de la transfiguración “…Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo”. 2 Ped. 2:18. También dice que vio con sus propios ojos “…como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad” (v.16). En otras palabras, Pedro nos está diciendo que fue un testigo presencial de este evento celestial. Esto mismo esta atestiguado en los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas (Mateo 17:1-13, Mr. 9.2-13; Lc. 9.28-36). Por lo tanto fue un hecho histórico verídico. Aun así apóstol Pedro esta diciéndole a los creyentes aunque esto fue real haya algo más seguro para su fe, la Palabra de Dios “…tenemos también la palabra profética más segura…” (v. 19). La base de la fe del creyente no son sus propias experiencias, sino la palabra revelada de Dios, ella es la que es útil (2 Tim. 3:16-17) y la que transforma todo nuestro ser. No solo eso, nuestras palabra pasarán, pero la Palabra del Señor nunca (Mat. 24:35).
Nos sorprenderíamos al darnos cuenta que esta practica es antigua, tan así que desde el huerto del Edén alguien intentó socavar la autoridad de la Palabra de Dios y poner la suya en ese lugar, este fue el diablo. En tono de incertidumbre presiona a Eva diciendo: “¿con qué Dios ha dicho?” (Génesis 3:1). Ante la debilidad de Eva, prosigue: “N i moriréis…” (Gen. 3:4). Primero puso en tela de juicio la palabra de Dios y luego puso su propia palabra. No es de extrañar que sus emisarios disfrazados de ministros de justicia hagan lo mismo.
“Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina” 2 Pedro 2:1. Énfasis añadido.
“Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,
y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” 2 Timoteo 4:3-4. Énfasis añadido.
La forma mas efectiva de detectar a un falso maestro es viendo donde basa su enseñanza y la autoridad de la misma. Si lo que reina en una enseñanza “bíblica” son las experiencias personales, la psicología, métodos terapéuticos, charlas de actitud “positiva” y todo tipo de palabrerías, entonces estamos ante un falso maestro.
Este articulo se continuará desarrollando…
Autor: Fernando Montt
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