Santifícalos en tu verdad, tú Palabra es verdad.
Juan 17:17
Las Santas Escrituras
Creemos en la inspiración verbal (cada palabra) y plenaria (completa) del Antiguo y Nuevo Testamento (2 Timoteo 3:16, 2 Pedro 1:21).
Entendemos esa acción especial del Espíritu Santo por la que guió a los escritores de la Biblia. Tal supervisión influyó en los pensamientos y la elección misma de palabras de los escritores, aunque también permitió que se manifestaran su trasfondo, sus habilidades y personalidad. La palabra usada en 2 Tim. 3:16 es θεόπνευστος (teópnuestos) que literalmente significa que toda la Escritura fue exhalada, o soplada por Dios. Como estas proceden de Dios, son un reflejo inequívoco de Su carácter y perfecciones.
Todo lo que Dios ha dicho es sin error (Sal. 119:142, Juan 17:17). Aunque Su Palabra fue dada por medios humanos, esto no invalida la fuente de la misma. Dios mismo.
Por tanto, todo lo que Dios decidió plasmar en las Escrituras es carente de errores. Algunas razones: La Biblia da testimonio de su perfección (Salmos 19:7), cada jota y tilde están puestas con propósitos eternos (Mateo 5:18), cada palabra que el Señor nos entrego en las Escrituras quedaran preservadas hasta el fin, por lo tanto ella es libre de cualquier error (Mateo 24:35)
Creemos que las Escrituras son veraces y confiables en lo que tienen la intención de afirmar. Puesto que Dios no miente (Números 23:19), podemos confiar en la plenitud de Su Palabra. Porque Él ha dicho y se hará.
Creemos que la Escritura es la Palabra Dios, por lo tanto tiene total autoridad sobre nuestras vidas. El Señor Jesucristo fue reconocido así también (Marcos 1:22).
Todo lo que necesitamos saber en cuanto a la vida y piedad se nos ha sido revelado (2 Pedro 1:3). Esta autoridad no descansa en poder humano y eclesiástico, sino en su Autor Divino. Creemos que la Biblia es la medida suprema por la cual toda conducta humana, credos y opiniones serán probados. No aceptamos nuevos libros, profecías, sueños o lenguas como nueva revelación sobrenatural (Mat. 24:35; 2 Tim. 3:15-16; 2 Pe. 1:19-21; Apo. 22:18-19). Hay 39 libros canónicos del Antiguo Testamento y 27 libros canónicos del Nuevo Testamento.
El Hombre
Creemos que el hombre fue creado por un acto directo de Dios y no por medios evolutivos (Gen. 2:7).
El hombre fue creado a la imagen de Dios. Pecó al desobedecera Dios; por lo tanto, quedó alienado de su Creador. La caída histórica puso a la humanidad bajo la condenación divina. La naturaleza del hombre está corrupta y, por lo tanto, es completamente incapaz de agradar a Dios. Todo hombre necesita laregeneración y la renovación del Espíritu Santo (Gén. 1:26, 27; Ef. 2:1; Rom. 1:18, 3:20,7:21-25, 5:12)
Salvación
Creemos que la salvación del hombre es enteramente obra de la gracia de Dios, y no es el resultado, en su totalidad o en parte, de obras humanas, de la bondad o de ceremonias religiosas. Dios imputa Su justicia a quienes ponen su fe exclusivamente en Cristo para su salvación y, por lo tanto, los justifica ante Sus ojos(Jn. 3:16; Rom. 6:23; Ef. 2:8, 9; Tito 3:5-8). Creemos que el Señor Jesucristo murió “por nuestros pecados según las escrituras; y que fue sepultado según las escrituras; y que resucito al tercer día según las escrituras” (1 Cor. 15:3-4). Creemos que una persona es salva cuando se arrepiente de sus pecados y ejercita fe confiando en el SeñorJesucristo como su Salvador personal (Hechos 16:31). No damos ningún crédito al hombre para la salvación, debido a su condición de estar muerto espiritualmente (Ef.2:1) y su naturaleza incapaz de alcanzar justicia en sus propias fuerzas (Rom. 3:10).Creemos que Dios quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimientode la verdad (1 Tim. 2:4, 2 Pedro 3:9, Hechos 3:19).
Arrebatamiento
El Señor Jesucristo mismo vendrá en el aire en cualquier momento para arrebatar atodos aquellos que le han recibido como Señor y Salvador. Los salvos de todas las edades comparecerán ante el Tribunal de Cristo y gozarán de la Cena de las Bodas del Cordero. Creemos en la segunda venida personal, premilenial e inminente delSeñor Jesucristo. (Zac. 14:1-9; Hch. 1:10-11; 1 Ts. 1:9-10, 4:16-17). Los incrédulos de todas las edades comparecerán ante el Juicio del Gran Trono Blanco para ser juzgados y lanzados en el Lago de Fuego, separados de Dios para siempre, mientras que los creyentes pasarán la eternidad en el gozo completo en el Cielo con el Señor. (Hechos 1:11; I Tes. 4:16-18; Apo. 19:11; Apo. 20:15; Mateo 24:42; Mateo 25:31-34)
Evangelismo Personal y Misiones
Creemos que la Gran Comisión para evangelizar al mundo fue dada a la iglesia por nuestro Salvador resucitado y que esta evangelización es la misión de la iglesia. La gran Comisión fue dada a la iglesia local, quien fue ordenada “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” Cristo ordenó a Su iglesia a “haced discípulos atodas las naciones, bautizándoles en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.” (Mat. 28:19-20; Mar. 16:15; Jn. 20:21; Hch. 1:8).
Dios
Creemos que el Único Dios verdadero existe eternamente en tres Personas -Padre, Hijoy Espíritu Santo-, cada una de las cuales posee igualmente todos los atributos de la Deidad y las características de personalidad (Mat. 28:19; Jn. 10:30; Hch. 5:3, 4; 2 Cor. 13:14).
Creemos que Dios Padre, Creador del cielo y la tierra, es la cabeza funcional de laTrinidad. Envió al Hijo para obtener satisfacción para la justicia divina y para proclamarla reconciliación. Envió el Espíritu para enseñar la verdad. Se lo menciona como el Padre de toda la creación, de ángeles, de Israel, de los creyentes y de Cristo (Jn. 14-17;20:17; Job 1:16; Salmos 103:13).
Creemos en la Deidad de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, Dios perfecto y hombre perfecto; que Él es Dios manifestado en carne, concebido por el Espíritu Santo, y nacido de María en su estado virginal; que Él vivió una vida sin pecado en la tierra; que murió en la cruz del Calvario como un sacrificio satisfactorio por todos los pecadores.(Mat. 1:21-22; Jn. 1:14; Fil. 2:5-8; 1 Tim. 3:16). Jesús tomó el lugar del pecador, llevó sus pecados, pagó la paga del pecado por medio de Su muerte vicaria por todos los hombres. Jesús satisfizo la ley, convirtiéndose en nuestro sustituto aceptable.
Creemos que el Espíritu Santo es la tercera Persona de la Trinidad y es igual en divinidad a Dios el Padre y Dios el Hijo; creemos que Él trae convicción al mundo de pecado, justicia, y juicio; que Él es el agente sobrenatural en la regeneración; que mora en todo creyente y los sella para el día de la redención; que da poder, enseña y dirige a los creyentes (Jn. 14:16-18; Jn. 16:7-8; Jn. 3:5-7).
La Seguridad Eterna del Creyente
Creemos que todos los redimidos de Dios son guardados por el poder de Dios y por esta razón están eternamente seguros en Cristo. Creemos que cuando una persona es salva, es salva para siempre (Jn. 10:27-29; 2 Tim. 1:12; Fil. 1:6). Es el privilegio de todos los que nacen de nuevo por el Espíritu estar asegurados de su salvación desde el momento mismo en que confían en Cristo como su Salvador. Esta seguridad no está basada en ningún tipo de mérito humano, sino que está producida por el testimonio del Espíritu Santo, que confirma en el creyente el testimonio de Dios en su Palabra escrita. La plenitud, el poder y la guía del Espíritu Santo son apropiados por fe en la vida del creyente para conformar en él esta seguridad (Rom. 5:9, 10, 8:1, 29, 30, 38, 39; Jn. 5:24,Heb. 7:25; Jud. 24).
•Es posible saber que tenemos la vida eterna.(1 Juan 5:11-13)
•Jesús promete la vida eterna a los que creen en Él.(Juan 3:16; Juan 5:24)
•Es la voluntad de Dios que ninguno de los que cree en Cristo se pierda.(Juan 6:37-40)
•El estado duradero de nuestra salvación no depende de nosotros, sino de Dios.(Juan 10:28-29; Hebreos 7:25; Romanos 11:29)
•Ya que nosotros no podemos merecer la salvación por nuestras obras, tampoco podemos perderla por nuestras obras. (Efesios 2:8-9; Tito 3:5)
•Dios es el que salva, no nosotros. En eso descansa nuestra eterna salvación.(Romanos 8:29-39; Efesios 1:3-14)
•El ejemplo del hombre en la iglesia de Corinto es una prueba que no se pierde la salvación.(1 Corintios 5:1-5) aunque sí es posible que un creyente genuino sufra pérdida de sus recompensas espirituales (1 Cor. 3:11-15), o que sea descalificado como ministro de Dios (1 Cor. 9:24-27), o que incurra en una disciplina severa por su desobediencia constante (Prov. 3:11-12 & Hebreos 12:3-11).
Iglesia Local
Creemos que la Iglesia Local Nuevo Testamentaria es compuesta por creyentes regenerados y bautizados, que voluntariamente se unen para el propósito de adoración, edificación, cumplir la ordenanzas, tener compañerismo y servir; que los oficiales de la Iglesia local son los pastores y diáconos, las calificaciones y responsabilidades de ellos están claramente definidas en las Escrituras (1 Tim. 3:1-13).La misión de la iglesia es ser un testimonio fiel de Cristo a todos los hombres según tengamos oportunidad en la comunidad local y hasta las regiones lejanas del mundo; que la iglesia tiene el derecho absoluto de gobernarse a sí misma libre de la interferencia de cualquier individuo u organización religiosa o política; o aún alguna universidad cristiana o agencia misionera; que el único Superintendente es Cristo, a través del Espíritu Santo; que es bíblico que las verdaderas iglesias cooperen las unas con las otras en la batalla de la fe y el avance del evangelio. Sin embargo, cada Iglesia es juez de sus medidas y métodos de cooperación; y todonegocio de membresía, política de gobierno, disciplina, benevolencia, esta sometida ala dirección y decisión final de la Iglesia Local (Hch. 2:41-47; Rom. 1:7; Col. 1:2; Hechos20:28-31; 1 Pedro 5:1-5; Tito 1:5-8).
Resurrección Final
Creemos en la resurrección de todos los hombres, los salvos para vida eterna, y los incrédulos para juicio y castigo eterno (Jn. 5:27-28; 1 Tes. 4:13-18). Creemos que las almas de los incrédulos después de la muerte estarán en tormento consciente hasta la segunda resurrección cuando, su alma, cuerpo y espíritu serán lanzados al Lago de Fuego, no para ser aniquilados sino para sufrir eterno castigo (Apo. 20:11-15). Creemos que las almas de los redimidos son, después de la muerte, ausentes del cuerpo, pero presentes con el Señor, donde en gozo consiente, esperan la primera resurrección cuando espíritu, alma y cuerpo serán unidos para ser glorificados para siempre con elSeñor (2 Cor. 5:6-8; 1 Cor. 15; 1 Tes. 4:13-18).